El pasado Martes día 12 de Febrero de 2008, se rindió un populoso homenaje a Maria Huertas Jefa de Servicio de Salud Mental del Departamento 09 , Pau Peris y Elisa Gallach, psiquiatra y psicóloga clínica respectivamente y Celia Huertas, Gerente del Centro Especial de Empleo de Jardinería y se las galardonó con el Premio Dones Progressistes 2008. Carmen Mateu, profesora titular de Psicología fue la encargada de efectuar el acto de entrega de los mismos a través de un breve discurso en el que realizó un recorrido por la historia profesional y de sus aportaciones a la salud mental en general, a la psiquiatría comunitaria valenciana y a las personas con enfermedades mentales severas y sus familias en particular.
Al emotivo acto asistieron diferentes personalidades del mundo de la política, del ámbito sociosanitario y familiares y amigos de las cuatro galardonadas.
Es la primera vez que se concede un premio de esta importancia en el ámbito sociosanitario, por lo que agradecemos a la Federació de Dones Progressistes de la Comunitat Valenciana considerase esta iniciativa.
ADJUNTO DISCURSO
Desde los 70 María y Pau, junto con otros pocos, se habían implicado en la reforma psiquiátrica, por cierto con muy pocos medios.
Con tan pocos medios que empezaron sin local y atendían a las personas que habían sacado del Psiquiátrico en el dos caballos de María.
Poco después consiguieron un pequeño local por procedimientos bastante curiosos y desde luego muy creativos, lo cual ha sido una característica trasversal como se dice ahora de su modo de trabajar.
Parece ser que la hija de un influyente personaje del lugar, alguien del ayuntamiento, paso por una depresión postparto que ellas atendieron lo suficientemente bien como para ganarse el agradecimiento de un padre apurado y concienciado por propia experiencia, que les facilitó su primer local en Torrente.
A mi me recordaba a las películas típicas de aquella época, cuando los exploradores se adentraban en la selva, curaban a la esposa del jefe, este reconocía el poder de su magia blanca y les permitía seguir explorando.
Yo las seguía en su exploración desde cerca y las sigo hoy con la boca abierta, asombrada siempre por su capacidad para sacar recursos de lo que a mi me parece la nada.
En aquella época conocías a María o a Pau, se enteraban de lo que sabías hacer y cuando te dabas cuenta ya estabas en Torrente, o en San Pascual, haciendo terapia con grupos de mujeres, dándoles masajes, dando charlas sobre sexualidad, yéndote de excursión, comiendo una paella en el parque …
A mi me ficharon para hacer grupos de autoapoyo para las madres.
En cuanto comenzaron la reforma se dieron cuenta de que las consecuencias de integrar a las personas encerradas en los psiquiátricos, repercutía en el día a día en las madres, hermanas, o mujeres de la familia, que estas estaban solas para poder hacerlo y que desde luego necesitaban apoyo.
Desde entonces, años 80, hasta hoy su trabajo del que ahora os daré algunos datos, ha sido vertiginoso, pionero, creativo, casi mágico por lo mucho que han conseguido con el escasísimo apoyo y reconocimiento que las instituciones que deberían haberles apoyado les han dado.
Ha sido un trabajo que a mi sigue asombrando, a veces se lo digo: no me puedo creer lo que habeis conseguido, y les agradezco especialmente su sensibilidad su NO CEGUERA a la situación especial que las mujeres ocupamos en la reforma psiquiátrica.
Elisa, Pau y María han elaborado, diseñado, solicitado, conseguido y realizado desde 1994 hasta la actualidad, tres proyectos concedidos por la Comunidad Europea a los que han llamado Albanta para la rehabilitación psicosocial y Agora y Alalba para la reinserción sociolaboral de personas con Trastornos Mentales Severos, y los han llevado a cabo desde una perspectiva interdisciplinar, se desarrollan EN, CON y PARA la Comunidad.
Por supuesto no han podido hacerlo solas, pero si han sabido contagiar el entusiasmo necesario para que otras/os muchas/os se implicaran formando el equipo que se necesitaba.
Estos programas han sido pioneros en rehabilitación en la Comunidad Valenciana, y continúan siendo las únicas experiencias que abordan la capacitación e inserción laboral de las personas con TMS y que contemplan la perspectiva de género y la conciliación familiar.
Desde estos programas crearon hace ya 10 años la Asociación Albanta a través de la cual pudieron formalizar la primera empresa social de jardinería. Celia se hizo cargo de la misma como gerente y la ha convertido en una empresa viable que ha ido creciendo en número de trabajadoras/es, calidad y prestigio.
Hace 7 años crearon también la Asociación Albero y hace unos meses ha empezado a funcionar una nueva empresa social de bisutería que hoy esta participando con las maravillas que hacen en la pasarela Cibeles en el desfile de Francis Montesinos, mostrando como las personas con TMS son capaces de hacer un trabajo creativo, cualitativo, novedoso y comercial.
Ellas dicen que trabajan para la adquisición de los derechos ciudadanos y colectivos de un colectivo de personas que por el hecho de tener una enfermedad, se las convierte en el grupo de población más marginado, excluido e ignorado socialmente.
Un grupo que padece el mayor handicap social por parte de las instituciones, los medios de comunicación y la población en general.
Los profesionales que forman estas Asociaciones vienen trabajando desde los años 70, en el Equipo de Salud Mental desde una perspectiva de género, por la equidad en la atención de los Servicios de Salud Mental a las Mujeres.
Han desarrollado programas de atención específica individual y grupal: talleres de autoayuda, de autoconocimiento, de desmedicalización, de mujeres con fibromialgía, etc.
Han realizado Masters sobre rehabilitación y reinsercción comunitaria, publicaciones en revistas científicas y escrito y editado libros sobre la salud mental de las mujeres y otros, participado en Congresos, creado redes internacionales y mantenido en contacto con centros europeos.
Y toda esta productividad no hubiera tenido sentido, hubiera sido un pluffff vacío de vida y significado sino hubiera sido porque ha permitido, era lo que hacía falta para poder conseguir lo que nunca se había conseguido antes, que en el día a día personas como Mª Carmen, y tantos otros hayan podido: salir a la calle de sus pueblos como uno/a más, ir a todas partes, tiendas, bares, parqués, bares, relacionarse con otros/as iguales y diferentes, tener novios/as, trabajar, tener su propio sueldecito, viajar, ir a hoteles, la mayoría por primera vez en su vida, vivir de forma más autónoma, sufrir menos, en fin integrarse en una vida a la que todos los seres humanos tenemos derecho.
Me atrevo a decir que hasta el mismísimo Padre Jofre estaría encantado como vosotras y yo de poder darles con este premio el reconocimiento que se han ganado a pulso, a falta de sueño, a exigirse así mismas hasta el agotamiento, a ir más allá de obstáculos que a veces parecen insalvables, ir más allá de prejuicios e ignorancia, y sobretodo más allá de intereses que tienen sus raíces tan hondas como la propia historia patriarcal.
Y para darles las gracias aquí estamos Isabel y yo, ella quiere dárselo personalmente en nombre vuestro y de todas/os los que han tenido la fortuna de beneficiarse de su trabajo.
Carmen Mateu.
Profesora Titular de Psicología Clínica
Universidad de Valencia.